Pont del Diable, acueducto, camino por donde pasaba el agua, casi la noto en los pies. Me paro en el centro, miro a ambos lados, huele a historia. Pese a todo, está bien conservado, en pleno bosque, apto para buenos paseos bajo la arboleda. Me extraño mucho, y casi no lo entiendo, que nunca traje a mis alumnos para observar la obra y hacer una buena caminata por el bosque... ¡nadie es perfecto!
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