"Al buen callar le llaman sabio", solía decir mi tía Teresa Margalef, y es cierto... A veces el callar es bueno, necesario, convincente y ayuda respetuosamente a solventar situaciones, pero también, otras veces, una palabra oportuna, de luz, que haga de enlace pacífico entre las partes, también viene bien, siempre es cuerda la buena mediación. He oído también que es mejor estar callado si lo que tienes que decir no mejora lo acontecido hasta ahora... ¡Abrazo tía!
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