Paseo solo entre las hojas secas,
la luna, que siempre me respeta,
me señala algún sendero
con el último banco que compartimos.
Llegó, me siento, te siento, te veo,
con tu maravillosa timidez,
rojos preciosos en mejilla,
ojos de esperanza bañados...
de dulzura joven, noble.
Me levanto y sigo, en mi mano la tuya,
y una brisa con luna...
compitiendo en suavidad,
y tu cerca y yo... no quiero despertar.
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