La noche huele a noche,
y, desde mi ventana,
más o menos indiscreta,
recibo aromas de mil ingredientes,
que igual son de alguna comida
muy aliñada de un vecino
de los pisos de abajo,
pero a mi me gusta pensar
que vienen del bosque,
después de haber bañado
sus árboles en el mar.
O quizá son de jazmines,
flores que huelen a otoño.
Quizá sea eso, la noche...
huele a otoño y tú, amiga mía,
hueles a vida en rosa, a plenitud…
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