Vivía instalado en la esperanza,
en la ilusión de que el amanecer me hiciera caso
y acelerase la claridad que activa la vida,
y hacía mis montajes, y sufría en silencio...
cada ausencia, y celebraba como un poseso
el solo hecho de verte pasar, incluso alguna mirada,
algún gesto, algún indicio escurridizo en tus ojos,
me sonaban a música de tambores cercanos.
Siempre recuerdo aquellos tiempos...
en busca de la gloria, del todo o nada.
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