Y después de los veranos, los otoños,
más acordes conmigo...
aunque a mi lo que me gusta
es irme de excursión
allá por donde crecen los espárragos y
y viven los conejos, con el río cerca,
que se llena y se vacía,
a merced de las inclemencias del tiempo.
Un caracol de paseo por la humedad,
algún mosquito rezagado, manjar de rana.
Y después de los calores, los fríos,
sólo por fuera, solo por los descubiertos...
en los interiores no hay frío posible.
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