Cuando cae la tarde y el sol se duerme,
la luna señorea ufana,
las luciérnagas reinan en el campo,
y el aullido de un lobo indefinido,
el ruido de una supuesta tempestad,
y una paz y un consenso de afinidades,
y tú de la mano por los senderos de siempre,
algún pajarillo rezagado entona,
dedicado a nosotros, una oda al sol,
que ya no brilla y descansa en oscuros…
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