Y al cerrar los ojos, tú acudes rauda,
siempre, y yo te invento un lugar en las moreras,
mirando al río, que se permite el lujo de formar un islote,
y facilitar el tránsito de los ánades y los flamencos.
La proximidad de nuestros silencios se extasía
en la contemplación de tanta belleza natural.
Gozar de la imaginación, con la ventaja que tiene...
de poder inspirarse en ti y en el río.
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