Música de escuela, caras de ilusión, de incertidumbre, de sueño… Empieza el curso, el patio copiará vida, y hasta las palomas tendrán su comedor de algún resto de “bocata”. El barrio se emociona con el griterío de los niños a la hora del patio, y yo bajaré a darme un garbeo por el recinto, y aplaudiré a los maestros y a los niños. ¡Feliz curso!
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