Proclamaré a los cuatro vientos
la música de los manantiales
y, en un quinto viento de delicado soplo,
la haré llegar a tu alma,
tan noble y sensible ella,
que me sonreirá en afectos deliciosos
…de abrazo y gratitud.
Y después del sueño, el amanecer,
el amanecer a la luz de tus ojos,
el café y el abrazo con beso
son portadores de esa música
que siempre atesoras y regalas generosa…
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