La soledad de un río seco es como una calle blanca de sal y sol, soledad sin agua, tierra de cañas y conejos que parecen olvidar que está todo muy seco, reseco… Alguna vez me acerco al río Francolí y paseo un poco río arriba, paso por debajo del puente y sigo un poco más, me siento en alguna piedra, cierro los ojos y sueño que vuelve a bajar agua y mis pies agradecen el riego refrescante…
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