Aquel que siempre protesta y vocifera, y hace mala cara y protesta, pero acaba haciendo los mandatos de su padre… Aquel otro, con cara de bueno, con actitud placentera, incluso con sonrisa convincente y que plasma con palabras que asumen con gusto lo encomendado, pero que después hace caso omiso y se pasa por el forro de todos los despropósitos, todo aquello que tan plácidamente parecía asumir… Es como aquello de los hermanos que se discuten por un palmo de terreno, el más sinvergüenza siempre se queda con él… No hay que aparentar, hay que ser buena gente y muy auténtico… Son cosas veredes ¿verdad?
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