Tampoco es de mi uso habitual la utilización de esta palabra y, como hago siempre, acudo al diccionario y él me cuenta que significa: “Disimulado, hipócrita, que finge humildad para lograr sus intentos. Beato, santurrón que de todo hace escrúpulo”. Bien, el Señor no hizo precisamente maravillas en los mojigatos, no me gustan los hipócritas y todavía menos aquellos que van de buenos por la vida sólo para conseguir sus propósitos, tampoco me van aquellos santurrones que no parecen muy humanos y olvidan que es aquí donde se gana el cielo...
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