Me gusta el silencio del domingo,
las obras paradas, la plaza vacía,
los bares cerrados por la tarde.
No hay partido con gritos de gol,
no hay el bum bum de las máquinas
que van acercando el hormigón
a los pisos más altos,
no se oyen las voces relucientes
de los albañiles que, ante tanto ruido,
se tienen que comunicar a gritos.
Me encanta el silencio del domingo por la tarde,
es como si la vida se tomase...
un poco de tiempo, un respiro, un descanso...
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