Viene nuestro hijo, quiere cambiar de coche, tiene alguna duda y le ayudaremos a decidirse por el que más ilusión le haga, luego iremos a comer al Cócula, uno de los pocos sitios donde hacen bien el arroz, hoy será con pulpo y calamares pequeños. A Pere le encantan las croquetas y aquí las hacen artesanas, de gourmet total, también pediremos unas patatas bravas, que nada tienen que ver con las habituales, laminadas, de cocina de autor, con buena salsa y a nivel del plato… Bien, estar con nuestro hijo hace pequeño cualquier detalle, todo nos parece poco, para celebrar cada oportuno encuentro. Día de emociones emocionadas… Por cierto, no me lo puedo dejar, el vino ha sido un Cap de Pera (Montsant).
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