La tarde se despide, un suspiro del sol parece colorear la suavidad del pensamiento, un niño aparece en escena detrás de una pelota. Desde mi ventana que chafardea la plaza, parece un mutis en una película de apariciones, más o menos milagrosas, que no diabólicas. La tarde se apaga, azulea por lo oscuro, así lo muestra una farola, que alardea con su luz oportuna...
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