Por la sombra y con sombrilla, que no la estropee el sol… Es niña de casa bien y tiene el blanco leche por el que suspiran todos los mozos de proximidad. Es difícil verle los tobillos, pero domina con soltura el lenguaje de los abanicos y en el volar de los pañuelos, tiene su aquel de sutileza y oportunidad. Cae la tarde, sale la niña, tan blanca ella, blanca y hermosa, como una leche...
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