Aquella melena de azabaches,
aquel pelo en cascada,
tan ondulante y caprichosa,
que apenas dejaba asomar
aquella inmensidad de dulzuras
...que son tus ojos.
Mejilla bendecida, no sólo por el sol,
sino también por el frío,
naricilla roja por momentos,
en cara del color de las manzanas.
Ya ves, pensar en ti poetiza
todos mis sentires y me emociono...
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