Venga ya, que lluevan besos, que se licuen los suspiros,
que se granicen los aromas que provocan tus andares.
Que un huracán se lleve los olvidos,
que un feroz tempestad destruya las indiferencias,
que la contundencia de un fuego infernal...
aleje las malicias de la perversa corrupción.
Venga ya, que nos amanezca este sol...
que acaricia en abrazos y te regenera el alma.
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