Algunos y algunas se miran de reojo, la niña va como un pincel, todo ropa de marca, ropa cara, zapatos, abrigo, cartera, guantes… El niño, otro pincel, sus padres se lucieron con el principito de turno, y a competir, y a presumir de hijo, de ropa, de dinero… Pasa que en las adolescencias, incluso antes, hay jovencitos y jovencitas que sufren todos los traumas del mundo al no estar al nivel de los modelitos circulantes. A veces, aunque la mona se vista de seda, mona se queda, otras, el hábito no hace al monje… Hay que educar bien ¿verdad?
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