Natural, como la fruta verde, en el árbol,
con tiempo para realizarse y merecer
todos los mejores mordiscos
de la suavidad y de la exquisitez.
Vestida con ropa que ni la exhibe, ni la expone,
sólo embellece el contenido...
y se queda corta en el intento.
Ella juega y habla, vive y convive,
como una más en el invento de las musas,
en su observación para ver lo que sucede.
De momento, sus mejillas van tomando
...el color de los ciruelos.
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