La edad, mi edad, compendio de saberes, o menos, acopios de paciencias y prudencias, sonrisas cómplices de aprobación, de comprensión, incluso algún malicioso desdén de desaprobación. Mis silencios de respeto, seguidos de mi retirada silenciosa y pacífica. Tengo la edad de la recopilación, de la gestación del finiquito de los contratos indefinidos. Posiblemente sea la solución a la que no se acude, sólo a la referencia del legado de mi buen hacer. Mi edad…
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