Pues no, más bien no, de amores en cada puerto o aeropuerto, o pueblo, más bien no tuve muchos, pero sí hice acopios del amor de casa, del amor del piso, en cada habitación, en cada rincón… En mis ventanas favoritas, en los espacios comunes o privados, siempre vuelan los suspiros, aquellos con sonrisa que tan generosamente me regalaron, o aquellos que también proclamaron que mi felicidad era completa… amores de casa, de casa y de piso. Bendito el hogar donde reina el buen amor, huele a felicidad y a cultivo de delicias…
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