Estamos en el hotel, hemos caminado de noche por las calles peatonales, bien iluminadas, con algún brillante cono de aquellos con lucecitas a modo de árbol de Navidad, con una estrella que reluce especialmente en lo más alto. No teníamos hambre y hemos entrado a una cafetería para tomar un café con leche y descansar un poco. De vuelta a casa, al hotel, una sensación de bienestar, la calefacción en su punto, no hay ruidos, uno escribe en paz, la noche es plácida, se está muy requetebién.
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