Tenía revisión rutinaria al oftalmólogo, a las 12:30 del mediodía... parece que todo sigue bien y vamos aguantando el tipo. Hemos salido a la 13:30 y Teresa, metódica, ordenada y previsora, ya tenía reservada mesa, por la aplicación del Tenedor, en el restaurante Cócula. Hoy nos hemos regalado una ración de sus originales patatas bravas, hechas a láminas y un poco picantes, que son una delicia; después, un calamar sobre base de morcilla de Burgos y piñones, muy rico, muy de autor, y también una ración de gambas rojas de Tarragona, todo muy bien hecho y al punto, y todo a compartir. El vino, como no, un Cap de Pera (Montsant).
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