Hace tiempo que no les hablo de mi amiga, la encina centenaria, de los caballos sueltos, de las vacas paciendo… Hace tiempo que no voy por el Puente del Diablo, por el bosque que mira al mar y las ardillas juegan a hacer malabares por los troncos de los pinos. Mis paseos ahora son más cortos, más lentos, pero aún recorro los entornos, aún gozo del muy preciado paisaje de mi adorada Tarragona...
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