Con el sol durmiendo, no hay gente en la playa, es la hora...
de los que no nos gusta saltar cuerpos para llegar al agua.
Y uno hasta pasea para llegar a su piedra de siempre,
en el acantilado amigo desde donde se divisa el horizonte
gracias a la intensidad de la luz de una luna generosa.
Luego vuelvo a la arena, ando un ratito pisando olas
...y me doy un baño, nado un poco y tomo un poco la luna.
Por cierto, dicen que la luna también broncea
...y lo hace maravillosamente.
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