Cuando veo una pelota se me van los pies, me sale el niño que llevo dentro y le da unos toques, pie, rodilla, cabeza, y se anima... sin darse cuenta que ya tiene una edad y va asomando algún auxilio en previsión de algún achaque. Siempre recordaré la primera pelota, como balón de reglamento, con el que pensaba hacer maravillas y practicar tanto que me llevaría a ser un buen futbolista. Son importantes las ilusiones y las alegrías de los niños, siempre he creído y observado que un niño feliz y motivado, con la pelota de turno, aumenta sus rendimientos integrales en su formación, todo en justa medida...
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