En el bar de los almuerzos nuestros de cada día, no hay el silencio habitual, unas mesas más allá, un señor mayor le habla con voz chillona, diría que a un senegalés, muy joven... no es que esté enfadado o que le riña, pero adoctrina, pontifica, le habla ex cátedra y lo hace con un vocabulario que más recuerda al típico cacique sobrado y fanfarrón del que nos había nuestra picaresca habitual. Las mesas más cercanas nos miramos, como si nos echaran un inesperado discurso en el que seguramente tendríamos mucho que decir. Mientras, el chaval aguanta el chaparrón...
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada