No me gusta estar tumbado al sol y menos en la playa, en todo caso dar un paseo allá por donde mueren las olas y escuchar el placer del chasquido en mis pies, ver los cuerpos, algunos dos veces, tumbados cual gambas al sol que les ajusticia con cierta crueldad. No, no voy a la playa en verano, ahora ya no, esto es sólo un velado recuerdo de cuando iba...
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