Hace días que no hablo con el sol, el sol de mi abuela, al que llamaba “dichoso” y lo veneraba y lo nombraba con todo respeto, junto a su Dios mañanero tan querido. El sol que entra por la ventana y está presente en mis despiertos, junto a mi buena compañera. Sol con sus gozos y sombras, sol que activas el día y das comienzo a nuestras vidas sanas...
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