Camino por las calles sin voces, los bares cerrados, menos coches y menos alegres y ruidosos. Parece que camino por los silencios, hasta la espectacularidad de los huertos va tomando un cariz decadente, el toque de queda, nos queda tiesos y en casa, calles vacías, son las diez. En algunos bares cerrados venden pan, pero ya no hay circo ni diversión, hay que esperar, pronto habrá terrazas abiertas, habrá abertura progresiva...
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