Durante muchas noches
bebí muchas estrellas,
ensayé discursos y, ya solo,
planifiqué preguntas y respuestas,
y me puse la miel en los labios,
y te di las alas para tu libertad conmigo.
Ahora ya no bebo estrellas,
más bien zapateamos con brillo...
los latidos audibles en las distancias cortas.
Ahora ya no hay más luz que tu proximidad,
un auténtico placer total…
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