Entre los animalitos que tiene mi hijo, en nuestra casa del pueblo, destaca una simpática boa constrictor de bellos colores y comportamientos simpáticos y espectaculares. Pasa del reposo absoluto a moverse con ojos muy vivos y una agilidad felina cuando tiene hambre. Después de comer se relaja un poco y vuelve a encajar su boca, abriéndola de forma desmesurada varias veces, luego da una vueltecita y se enrosca tranquilamente en la parte más calentita de su recinto. Sé que hay mucha gente que les repugnan este tipo de reptiles, pero como todos los seres vivos tienen su encanto, sólo hay que tener la oportunidad de familiarizarse con ellos. Se llama Ka, en recuerdo del Libro de la Selva. Me resisto a explicarles qué come y cómo lo hace, para no herir algunas sensibilidades, pero la buena de Ka es una auténtica pasada de guapa.
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