Uno ya no se come el mundo,
e incluso digo que no me gusta,
que está crudo, que está verde,
algo así como la zorra y las uvas,
que también las veía verdes,
por imposibles…
Pues sí, uno ya no se atraganta,
come poco y bien,
y mastica despacio y bebe a sorbos
los aspectos accesibles de la vida…
Comerse el mundo...
mucha pretensión me parece.
¿No será que es el mundo
quien acaba devorándote
sin compasión ni remedio?
Pues eso…
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