Alguna vez me había ido al bosque a rodar mi película… Yo era el protagonista y el actor principal y el guionista, sobretodo el guionista, y el apuntador, por si olvidaba los escritos que tan plausiblemente había plasmado mi alma. Después, al llegar a casa, me encontraba cansado, pero feliz, hasta que llegaba el día siguiente y, al verla, no era más que aquella voz en la oscuridad de la platea, en el teatro de una vida en trance…
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