Domingo cambiante, de sol, viento y calor veraniego. Mi santa Teresa se ha quedado en casa, los domingos no hay despertador y yo he ido a desayunar solo. Calor, me sobra todo, me he quitado la chaqueta y me la he anudado a la cintura, como un zagal cualquiera. Me he comido tres langostinos de mantequilla (especie de croissant alargado buenísimo) y un café con leche, con sacarina, para disimular, ha sido mi pecado de hoy...
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