A veces enfado a la luna a golpes de realidad,
ella está acostumbrada a que volemos juntos,
incluso por los desvaríos y las alucinaciones,
pero con el tiempo uno ya va valorando el suelo,
le van mareando algunas excursiones aéreas,
y con la luna, que nunca dejó de ser mi amiga,
hablamos, pero cada uno en su sitio...
ella entre las nubes de la noche y yo desde mi ventana.
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