Oír a los niños

Recuerdo haber leído que cuando San Juan Bautista de La Salle estaba ya muy enfermo pidió que le abrieran la ventana que daba al patio del colegio y así podría oír a los niños… Esto viene a cuento que, cuando abro las ventanas de mi piso de Tarragona, oigo a los niños del colegio del Serrallo, tanto si están en el recreo como haciendo clases de educación física o algún juego. Siempre me alegra la existencia oír a los niños, me distrae, me llena de buen humor, me enternece y me aflora la buena nostalgia...