Jaén, tierra de olivares y buena gente... estamos sentados en uno de sus bares, parece típico, antiguo, un poco umbrío, la Teresa y yo nos tomamos una cañita, es verano, mes de Julio, hace calor, en la mesa, solos, hablamos en catalán, por supuesto, se nos acerca la dueña y, muy amablemente, nos pregunta si somos catalanes y de dónde, le decimos que de Tarragona, y luego resultó que tenía dos hijos casados en Bonavista (Tarragona) y que se ganaban la vida muy bien y habían formado unas familias muy felices… El mundo es un pañuelo, ¿verdad?
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