El mar se ríe de su playa, parece que la están parcelando, distancia entre sombrillas, espacio para niños, baño por turnos, control del número de personas... Y el mar, pues eso, casi agradece que no haya tanta masificación, tanta crema y linimento. No suelo ir a la playa, y menos en verano, me negaba a ir saltando cuerpos para llegar al agua, ahora parece que, al menos, habrá algún pasillo habilitado.
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