Recuerdo haber ido, alguna vez, a pescar ranas por los arrozales. Era fácil y hasta divertido... una caña larga con un hilo resistente y una ranita pequeña atada al final, la hacía saltar un poco y, las ranas grandes se acercaban, la mordían y las pescaba al vuelo. Tenía una cierta traza, luego mi madre las hacía fritas o hacía una sopa que era espectacular de tan buena. Es un buen recuerdo de niñez, muchos niños crecimos con manjares tan naturales como estos, aunque hoy suene muy extraño…
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