Mi madre hablaba con las rosas, mi abuela lo hacía con los animales, yo hablo con la luna y escucho los silencios, hay quien habla solo y hay quién no habla para compensar a los que hablan por los codos… Las rosas son agradecidas si las cuidas, los animales se vuelven cariñosos, la luna me espera paciente en mi ventana, los silencios se hacen partícipes en mi soledad siempre acompañada… Hablar, hablen, hablemos sin miedo, con el corazón, que la razón nunca deje de tener un buen toque… de buen corazón.
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