Oigo música de gente, las personas vuelan, acuden a sus costumbres habituales: el bar, la playa, la plaza, el banco de piedra en el sendero hacia la encina centenaria. Parece que ha tocado la trompeta... con el sol se dio rienda suelta a la libertad de movimientos, Dios quiera que sean todos libres y responsables, los movimientos, digo… ¡Felices calores amigos!
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