Tengo el ansia limpia y galopante, el anhelo nítido, diáfano.
Tengo la euforia exultante, el arrojo activado,
los delirios a punto, los propósitos firmes, la voluntad crecida.
Tengo el vestido de Adán,
la camisa del rey que no tenía camisa...
Tengo la edad justa, el tiempo oportuno, ideal y preciso.
Tengo toda la paciencia y la técnica, el discurso sin frases hechas.
Estoy jubilado, tengo todo lo que tuve...
en el departamento de lujo de mi corazón.
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