Me gusta la calma de la tarde… sólo algún ruido, como voces espontáneas de una taberna de poetas que, musicados desde la oscuridad, dan rienda suelta a su alma enamorada. Hace un calor de verano, la gente en la playa o de visita a su fresca parcela, con sombra de árboles y brisa de la montaña. Silencio, hoy no ladra ni un perro, incluso descansan todas las golondrinas...
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