Alguien de mi familia, creo que era mi tía Teresita, solía decir aquello de que al buen callar le llaman sabio... Yo no soy sabio, por supuesto, pero sí que he aprendido a callar, más que a callar he aprendido a escuchar y eso se hace en silencio. Uno, en sus experiencias y vivencias con todo lo ya vivido, a veces es un poco pedante y regala silencios mayormente pero también, alguna vez, se me escapa el consejo a lo tutor o padre, pozo de las soluciones más ocurrentes. No suelo hablar mucho, sólo cuando me piden mi opinión o cuando pretendo ayudar...
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