A veces he tenido suerte y, en el hotel, la habitación tiene vistas al mar.... me ocurrió en Denia, en la Manga del Mar Menor, en Menorca. El mar, mi mar, el Mediterráneo de siempre, muestra su mejor visión, ya que no suelo ir en épocas veraniegas. Me gusta pasarme largo tiempo en la terraza, con un café, mirando el mar, mirando el sol que parece penetrarlo, mejorando la excelencia de sus azules preciosos. Una ventana que da al mar me hace sentir bien, es una visión poética de la libertad, una tendencia a la luz, una posibilidad de sueños mágicos.
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