Ya tengo ganas de hablar con la luna, con mi luna, la que me espera paciente en la ventana que nunca dejó de ser discreta, permitiendo el deambular de la imaginación entre los bellos sueños del atardecer otoñal… Me entusiasman los primeros fríos del otoño, finales de noviembre, diciembre más o menos congelado a la vuelta de la esquina. Para celebrarlo, hoy hemos probado un caldo de gallina, acompañado de buena guarnición, caldito rico y humeante, ya saben, a juego con el café también humeante…
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada