En la mesa de al lado... cuatro mujeres de principios de la tercera edad, una larga largo y tendido ante la estupefacción de sus amigas... “Mi vida ha sido un calvario, mi hijo cuando va con su mujer me ignora, mis nietos, casi no los conozco y, si les vi alguna vez, me hacían malas caras…” La mujer, todo un poema de lamentos, era más o menos consolada y comprendida, y yo pensando en aquello tan manido de “no pierdes un hijo, sino que ganas una hija” y me complazco en la idea... ¿verdad que sí?
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